Poesía a la carta

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martes, 10 de enero de 2012

Para mi amigo Dani

El cielo azul fue en esta ocasión un silencioso testigo de como el camino, en algún momento, se lleno de rocas frágiles sellando tu destino y dejando que un paso fuera el mas largo que dieras en tu vida. Maldita senda que te llevo al vacío de una caída injusta y maldita montaña que no correspondió tu amor y te dejó abandonado en esos momentos.
La cumbre de estrellas surgió esa misma noche sobre ti y sé que tu fe hizo surgir tu alma y que voló hacia ese mismo cielo que antes no pudo ayudarte, pero que con la luz del alba y sintiéndose culpable te recibió en sus brazos.
Tu marcha me ahoga con un nudo en la garganta, pero esa misma tristeza visible en mis ojos, hará que las lágrimas se eleven para que en las nubes se levanten las cimas que seguirás escalando, y sé, que antes del ocaso cuando mire hacia ellas estarás sonriendo en lo más alto.



Vista de la cima del pico Aneto

Frutos tiernos

Ojos pequeños que miran aprendiendo
La vida y el sentido de su camino
El cielo se ilumina en mi persona
Al ver tal maravilla inocente y delicada
Seguro de que eres una decisión acertada
Aunque lo creo no es tu sonrisa burlona
Y aunque lo intente no podré saber tu destino
Pero te aseguro que lo amarraré sin remiendo

Para que te sientas siempre en suave armonía
Y el cielo y la tierra giren sobre mí su peso
Conseguiré que te llegue solo su suave brisa
Y desdichas y daños se filtren en mi alma
Poniendo así todo tu mundo en calma
Para construir en tu cara siempre una sonrisa
Vigilando con constancia el destino travieso
Y arropando tu cuerpo en cualquier noche fría

Amor diferente con muy distinto sentido
Cariño sin debes que altruista te concedo
Con tu mirada o sonrisa o llanto, da lo mismo
Quererte para siempre como la luna al sol
Crece despacio como se desplaza un caracol
Y ven a mis brazos cuando te alcance el miedo
Porque siempre en mí corazón estarás metido.